En junio de 2018, un juzgado de Bahréin revocó la acusación de espionaje presentada a Salman, quien se mantiene en la cárcel desde 2015 acusado de ultraje al Ministerio del Interior y de incitación a la desobediencia a las autoridades.
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El fiscal general del país dispuso volver a estudiar este caso; como resultado el Tribunal de Apelaciones de Bahréin dejó en vigor en noviembre la pena vitalicia para tres líderes de la oposición chií, incluido el secretario general del partido Al Wefaq, Ali Salman.
"El Tribunal de Apelaciones rechazó la solicitud de los abogados del jeque Salman de revisar la sentencia dictada anteriormente y dejó en vigor la pena vitalicia", señaló el abogado.
El partido Al Wefaq publico una declaración en su web, en la que señaló que "el asunto se vio en un atolladero pese a los esfuerzos jurídicos, técnicos y diplomáticos, que ponían de manifiesto el carácter infundado de las acusaciones", así como instó a desimputar a Salman y excarcelarlo sin dilaciones.
En el conflicto se inmiscuyeron los países limítrofes, el rey de Bahréin en particular pidió la mediación de Catar, cuyas autoridades tenían contactos con la oposición barení.
Bahréin dio oficialmente su visto bueno para celebrar negociaciones entre el entonces primer ministro catarí y Ali Salman, pero tras romper las relaciones diplomáticas con Catar en 2017 imputó a Doha la injerencia en sus asuntos internos y el intento de derrocar a la familia real gobernante usando a la oposición barení.