El exdirector del Banco de Desarrollo, Serguéi Rumas, fue nombrado como primer ministro. Alexandr Turchin, hasta ahora el jefe del aparato de Gobierno, fue designado como primer viceprimer ministro.
Por su parte, Ígor Petrishenko, exembajador de Bielorrusia en Rusia, se dedicará como viceprimer ministro a la esfera social: salud, educación, cultura y deporte. Pével Utiupin es el nuevo ministro de Industria; Dmitri Mikulenok, de Arquitectura y Construcción, mientras que Konstantín Shulgan llevará la cartera de las Comunicaciones e Información.
Dmitri Krutói, de 37 años, será el nuevo ministro de Economía. Román Golovchenko fue nombrado jefe del Comité Militar Industrial del Estado.
Entre los designados "no hay personas al azar", como subrayó Lukashenko. El mandatario destacó que Petrishenko y Rumas representaron a Bielorrusia en el Consejo de la Comisión Económica Euroasiática y que "conocen bien al principal socio económico y político, a Rusia".
Yaroslav Romanchuk, del centro de investigación bielorruso de Mises, aseguró a Vzglyad que la reorganización del Gobierno tiene que ver con las elecciones presidenciales previstas para 2020. El principal estímulo para Lukashenko es el deseo de cambiar la situación económica: algunas de sus instrucciones simplemente no se ejecutaron, en particular, el decreto sobre el desarrollo de la economía digital, informa Vzglyad.
"El anterior Gobierno era demasiado indolente hacia muchas decisiones presidenciales relacionadas con la diversificación, el sistema de gestión del sector público, la necesidad de ahorrar y el desarrollo de pequeñas y medianas empresas… Este viejo sistema podía ignorar buenas decisiones legislativas que tomaba el propio Lukashenko", explicó Romanchuk.
Particularmente importante fue el escándalo de corrupción en el Ministerio de Salud, que ha arrojado dudas sobre el monopolio estatal sobre medicina y el sistema de control de medicamentos y equipos médicos.
Al mismo tiempo, calificó como "ridículas" las declaraciones sobre la existencia de una dictadura en Bielorrusia.
"Vivimos en un país democrático. Además, estamos cerrados por dos bloques democráticos desde el oeste y desde el este. En el sur, tenemos democracia al máximo. Por eso implementar algún tipo de dictadura en Bielorrusia es simplemente poco realista", concluyó.