Las relaciones entre Belgrado y Zagreb están a menudo caracterizadas por actitudes de "mediados de la década de 1990", cuando apenas habían terminado las hostilidades en los Balcanes. Al mismo tiempo, viene cobrando fuerza la retórica antiserbia en Croacia.
En Croacia se publican manuales de historia para la educación secundaria donde se niega el pasado fascista del país, mientras que los serbios son tildados de "agresores" y "terroristas".
Los políticos de nacionalidad serbia Zoran Kojic y Nikola Lusa hablan con Sputnik sobre las sensaciones de la minoría serbia frente al auge del "neofascismo" en Croacia.
"Esta locura nacionalista se ha convertido en la prioridad de las autoridades. Es el canal a través del cual pretenden escapar de la situación real. Marcando a los serbios como enemigos del Estado desvían la atención de los problemas económicos que provocan, en particular, al éxodo masivo de los croatas a otros países de la Unión Europea", afirma Kojic.
"Muchos serbios incluso evitan hablar su idioma por temor a ser 'marcados' en la sociedad. Y con toda la razón, ya que, por ejemplo, en las elecciones, las papeletas para las minorías nacionales son de color rosa. La gente se siente como en Varsovia en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, cuando los obligaban a llevar las estrellas amarillas".
Los políticos evocan los recientes episodios, como cuando se profanaron cementerios serbios. Estas atrocidades son incentivadas por las agrupaciones de veteranos de la guerra en Yugoslavia, en cuyas filas se encuentran muchas personas adineradas e influyentes.