Los desconocidos dejaron a comienzos de semana nueve cabezas sobre la verja de entrada, otras cuatro en el suelo y una última en un semáforo, que estuvieron visibles hasta el pasado miércoles.
También abandonaron una bolsa de plástico con sangre, en la que probablemente se transportaron las cabezas.
Un portavoz de la Policía calificó la acción de "repugnante", aunque declinó atribuirle una motivación política, ya que no se encontraron notas junto a las cabezas de cerdo.
Sin embargo, las fotografías de las cabezas de cerdo se difundieron en las redes sociales con el mensaje "Si la democracia fracasa, el pueblo se desesperará y se enfadará. Bienvenidos al infierno de Eschmarkerveld".
Ningún grupo se ha atribuido hasta el momento la autoría del acto.
Cuando la decisión se dio a conocer, los residentes de Eschmarkerveld objetaron la apertura del mismo, alegando que se sentían "inseguros".
El incidente en este municipio holandés podría ser el más reciente de una serie de amenazas e intimidaciones contra los refugiados en varios Estados de la Unión Europea.
En septiembre, Holanda aceptó acoger a 7.000 refugiados de acuerdo con el plan de la Comisión Europea.