"La postura de Tsipras sigue siendo la misma: no estamos de acuerdo con las sanciones", dijo.
Isychos puso de relieve la importancia de rechazar a las sanciones, así como a las medidas de respuesta a las restricciones.
Destacó que el Gobierno griego no considera sanciones como una herramienta eficaz para impulsar el diálogo entre Occidente y Oriente en torno a la crisis ucraniana y de esta manera las restricciones no sirven para nada.
La guerra de sanciones entre Rusia y Occidente se desató por la presunta participación de Moscú en la escalada de la crisis en Ucrania y la reincorporación de Crimea en marzo de 2014.
En particular, EEUU y la Unión Europea embargaron el sector petrolero ruso y el de defensa, además de limitar la financiación a medio y largo plazo a varios bancos con participación pública y aplicar restricciones individuales contra ciertos políticos y empresarios rusos.
Rusia, por su parte, restringió por un año las importaciones alimentarias procedentes de EEUU, la UE, Australia, Canadá y Noruega.