Un consorcio científico de investigadores en Estados Unidos y Europa cuenta con los interferómetros LIGO y VIRGO. El primero tiene dos detectores situados en Livingston, Louisiana y en Hanford, Washington. El europeo está localizado en Cascina, en la campiña italiana, cerca de la ciudad de Pisa.
Este descubrimiento confirma la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein. Las ondas gravitacionales, perturbaciones cósmicas, fueron previstas por el físico alemán y son lo que confirman su famosa teoría. Para visualizarlas, se puede pensar en cuando uno tira una piedrita a un lago y se forman círculos a su alrededor.
"Es la primera vez que se hace una triple detección. Hasta ahora no había pasado porque el tercer detector había empezado a funcionar a principios de agosto. Por más de un año solo estaban los dos detectores de EEUU. Por eso es que el 14 de agosto se hace esta triple detección", dijo a Sputnik Mario Díaz, físico argentino, director del Centro de Astronomía de Ondas Gravitacionales de la Universidad de Texas del Valle de Río Grande.
"La mayoría de ellos franceses e italianos que hace casi 20 años empezaron la construcción del detector de VIRGO, muy parecido a los de EEUU pero que en vez de cuatro metros de largo tiene tres. Tiene tecnologías muy interesantes que permiten que sea sensible a muy bajas frecuencias", explicó el científico.
"Lo interesante es que participa junto a LIGO para compartir datos y operar conjuntamente en todas las áreas de análisis, hacer los cálculos y debatir resultados", agregó.
Lea más: La EEI ya tiene su propia supercomputadora 'espacial'
También les ha permitido mejorar la precisión. La presencia de detectores a los dos lados del océano ha permitido hacer una triangulación 10 veces más precisa de la posición del evento en el cielo.
Lea más: Hallan una estrella que devora a sus 'hijos' planetarios
El origen de esta cuarta detención también fue la colisión de dos agujeros negros. Ambos estarían a una distancia muy lejana de la Tierra. "Son los más distantes que se hayan detectado hasta ahora. La distancia son unos 2.000 millones de años luz de nosotros. Uno es de unas 31 veces la masa del Sol, el otro unas 25. Cuando se juntan los dos quedan unas 53 masas solares. Eso indica que se perdieron perdieron energía en ondas gravitacionales", indicó.
"Va a empezar en el otoño boreal de 2018. Ahora los detectores no están funcionando pero quedan una serie de datos para analizar de los que seguramente extraigamos anuncios más sorprendentes que este. El próximo desafío es trabajar con los distintos grupos de astrónomos, los que utilizan detectores, los que trabajan con satélites, los de la NASA o de la Agencia Espacial Europea, o los que utilizan radioobservatorios y distintos instrumentos. Ojala muy pronto suceda", señaló.
Lea más: Hallan enormes reservas de hielo en el lugar más inesperado del sistema solar
En la nueva campaña se buscará que los aparatos, los interferómetros, cuenten con una mayor sensibilidad. "Una de las cosas que se quieren implementar son láseres de mucha potencia pero todos estos aspectos se introducen gradualmente. La fase inicial de diseño llevó unos cinco o seis años. El año que viene comienza la tercera campaña de observación científica donde se podrán alcanzar algunas mejoras", explicó el concluyó argentino.