"En una perspectiva a mediano plazo, uno, dos, tres años, no tenemos alternativa al carbón de antracita, y pienso que todos comprenden esto", aseveró durante la reunión del Gabinete de ministros.
El primer ministro ucraniano señaló que no esperaba que los propios ciudadanos ucranianos organizasen el bloqueo energético de Donbás.
"Soportaremos también esta crisis, incluso si fue creada por algunos ciudadanos ucranianos, la situación será controlada y hallaremos la salida de esta crisis que nos han creado de modo artificial", alegó.
Groisman subrayó que "los ciudadanos ucranianos tendrán luz (electricidad) y haremos todo para garantizar el desarrollo de las capacidades de las empresas industriales de nuestro país".
"Hallaremos las herramientas adecuadas y las soluciones correctas, pero no permitiremos a nadie que un país de 45 millones sufra por culpa de los antojos de alguien", aseveró.
El primer ministro recordó que el bloqueo puede conducir no solo a interrupciones en el funcionamiento del sistema energético del país, sino a problemas de las empresas metalúrgicas.
Según Groisman, "comenzar un bloqueo energético en pleno apogeo de la temporada invernal no es algo que parezca muy honesto ni respecto a mí, ni respecto a los ciudadanos ucranianos".
Desde finales de enero un grupo de exmilitares del régimen, entre ellos algunos diputados, bloquean varios tramos del ferrocarril que conecta con Donetsk y Lugansk alegando que cualquier comercio con estos territorios es ilegal.
La interrupción de los suministros ha puesto en jaque a las compañías generadoras de electricidad.
Desde enero de 2015 las autoridades ucranianas prohibieron el transporte de medicinas y alimentos a Donetsk y Lugansk.
Esta medida, advirtió la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), puede llevar a una catástrofe humanitaria en la región.
Los observadores del organismo instaron al régimen ucraniano a levantar el embargo.
El Ejército ucraniano continúa desde abril de 2014 una operación militar en varias áreas de las regiones de Donetsk y Lugansk donde se proclamaron repúblicas populares en respuesta al violento cambio de régimen ocurrido en Kiev en febrero del mismo año.
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Hasta el momento el conflicto no había sido un obstáculo para que el Gobierno central continuase comprando carbón a Donetsk y Lugansk, territorios que albergan las mayores reservas del mineral bajo control de las milicias.