El problema radica en gran medida en que cada vez que se autoriza un nuevo despliegue de las FFAA estadounidenses en el extranjero, el Pentágono elude explicar las razones y objetivos estratégicos de tales operaciones, haciendo la vista gorda ante los intereses nacionales y la eficiencia presupuestaria, explica el artículo.
"(…) Los mandos militares describen los objetivos tácticos de enviar tropas a una misión. Por ejemplo, explican que las tropas se trasladarán para ayudar a un grupo de rebeldes (…) pero nunca discuten qué buscan alcanzar exactamente durante esas operaciones", aclara el autor.
Tal actitud hace imposible determinar si tales misiones responden a los intereses nacionales, puesto que, en caso contrario, los fondos se despilfarran igualmente y sin ninguna razón.
"Lo único que se puede afirmar claramente es que las operaciones 'tuvieron lugar'. Este es un uso irresponsable de los valiosos y limitados recursos nacionales", continúa Davis.
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Una de las razones más importantes de la "escasa capacidad de las FFAA para proteger la nación" ante los desafíos de nuevas guerras, las amenazas terroristas y el "desgaste" originado por el perenne despliegue de tropas, es el uso innecesario de la fuerza en misiones 'inútiles' desde el punto de vista de los intereses vitales del país, argumenta el autor.
Lo que resulta crucial para la eficiencia de las Fuerzas Armadas del país es vincular cualquier despliegue de militares estadounidenses a una "gran estrategia nacional", elaborada y aprobada por las más altas esferas del poder.
El primer paso para solucionar el problema sería limitar "el apetito" del Pentágono en cuanto al despliegue de tropas en otros países del mundo, a lo que ya se ha comprometido el presidente de EEUU, Donald Trump, recuerda el artículo.
Además, es sumamente importante, según Daniel L. Davis, que el Congreso vuelva a desempeñar su papel constitucional como regulador, es decir, organizar auditorías e investigaciones, así como simplemente discutir los asuntos militares en el marco de sus facultades antes de que sean adoptadas ya las decisiones.
"El Congreso debe asegurar que cualquier misión militar se apruebe y reciba fondos siempre y cuando responda a los intereses nacionales", subraya el experto de The National Interest.
Menos despliegues en el extranjero significarán menos bajas, menos desgaste de los equipos y una disminución de la enorme carga logística de las misiones en regiones lejanas, así como el aumento de tiempo y recursos para la preparación rigurosa de las tropas ante una "amenaza real". Todo esto reduciría el presupuesto militar y, paralelamente, contribuiría a una mejor capacidad de proteger a EEUU, asegura el autor.
"El uso permanente, inexplicable e ineficaz del Ejército se ha convertido en la norma en EEUU durante los últimos 16 años. El nuevo presidente y el Congreso tienen una oportunidad excelente de acabar con esta práctica deficiente", concluye Davis.