"En 2018-19 ambos países recibirán un millón de dólares cada cual de Rusia en el marco del Programa Mundial de Alimentos", declaró el embajador ruso, Vasili Nebenzia, al intervenir ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
El embajador ruso enfatizó que es necesario prestar asistencia tanto a Bangladés como a Birmania y que la ayuda debe ser "igualitaria".
"La solución del problema de los refugiados depende de la cooperación bilateral entre Birmania y Bangladés", añadió Nebenzia.
El diplomático calificó de "contraproducente dilatar el inicio de la repatriación" de los refugiados, tema que "algunos actores externos usan para ejercer presión adicional sobre Birmania".
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Más de 700.000 rohinyás, un grupo étnico musulmán bengalí del norte del estado de Rakáin, huyeron a la zona limítrofe de Bangladés desde finales de agosto de 2017, en medio de un brote de violencia provocado por un ataque de Ejército de Salvación Rohinyá de Arakán (antiguo nombre de Rakáin) contra 30 puestos policiales y la operación militar llevada a cabo por los militares birmanos en respuesta.
El total de los rohinyás en el distrito bangladesí de Cox's Bazar se estima en unas 919.000 personas, según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Birmania, una nación mayoritariamente budista, deniega ciudadanía y derechos civiles a esta comunidad musulmana estimada entre 1,1 y 1,5 millones de personas, alegando que son inmigrantes bengalíes; el conflicto y la crisis humanitaria se agravaron especialmente con la transición política de un régimen militar a uno civil ocurrida entre 2011 y 2012.