Las obras, muy atrasadas, necesitaban ese dinero extra para que las empresas constructoras pudieran continuar sus trabajos y poder inaugurar la nueva línea a tiempo para los Juegos, que arrancan dentro de un mes, el 5 de agosto.
La Secretaría de Transportes del estado informó que en la actualidad las obras están terminadas en un 97% y que tan solo quedan algunos retoques en la reurbanización de las plazas donde estarán las bocas de metro.
La línea 4 del metro de Río de Janeiro es el principal legado que los Juegos Olímpicos dejarán en la ciudad: 16 nuevos kilómetros de metro y cinco estaciones, que se espera sirvan para sacar de las calles a decenas de miles de vehículos.
Es una infraestructura clave para la Olimpiada porque comunica el centro y la zona sur de la ciudad —donde están las playas de Ipanema y Copacabana- con el barrio de Barra da Tijuca, donde se encuentra el principal parque olímpico.
Las obras acumularon varias polémicas; el coste se multiplicó considerablemente y ya sobrepasa los 9.000 millones de reales (más de 2.700 millones de dólares) y según algunos expertos las prisas por terminar la obra podrían poner en riesgo a los viajeros.
De hecho, los plazos para realizar las pruebas de seguridad se redujeron hasta el punto que no dará tiempo a probar el metro con pasajeros.
La inauguración está prevista para el 1 de agosto, cuatro días antes del inicio de los Juegos, y durante el evento deportivo tan solo podrán acceder al metro los pasajeros en posesión de una entrada para los Juegos, así como el personal acreditado y de la organización.
Además, después de los Juegos Olímpicos el metro cerrará para realizar nuevos ajustes y no volverá a abrir hasta los Juegos Paralímpicos, que se celebran del 7 al 18 de septiembre, período durante el cual el acceso también estará limitado.
Así pues, la gran mayoría de los cariocas tan solo podrá disfrutar de la nueva línea de metro a partir de finales de septiembre.