En este sentido, aunque el Gobierno de Evo Morales es el principal interesado en aumentar las prospecciones en los campos de San Alberto, Sabalo y Margarita, y con ello el flujo de gas natural hacia Brasil, lo cierto es que el bajo precio del petróleo y el gas natural ha obligado a la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) a recortar sus planes de inversiones.
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"La perspectiva es que la producción de gas en Bolivia comience un declive que se extenderá hasta 2020", según el informe de la AIE, que detalla que esto "afectará a la sostenibilidad de los actuales niveles actuales de exportación para Brasil y Argentina en vista de un aumento continuo de la demanda".
Cabe recordar que el Gobierno de Rousseff mantiene un contrato de importación de gas natural con Bolivia que prevé el envío de un máximo de 31,5 millones de metros cúbicos diarios hasta 2019 a través del gasoducto Bolivia-Brasil, más conocido como Gasbol, el cual se encuentra en la actualidad funcionando a plena capacidad, aunque existe la posibilidad de extender uno de sus ramales en Cuiabá, capital del Estado fronterizo de Mato Grosso.
Por todo ello, el encuentro del martes entre Evo Morales y Rousseff podría significaren el mejor de los casos la apertura de una nueva línea de suministro de gas para Brasil operada por Petrobras, aunque también podría resultar en una revisión de los contratos ante la inminente falta de productividad del vecino andino proyectada por los analistas.