"Canadá se ofrece para ayudar enviando un avión cisterna, así como la contribución financiera de 15 millones de dólares", dijo Trudeau.
El primer ministro canadiense subrayó que la iniciativa no forma parte de la ayuda acordada en la cumbre del Grupo de los Siete.
El 22 de agosto, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) urgió a los Gobiernos de los países amazónicos, ante todo de Brasil y Bolivia, a la ONU y a toda la comunidad internacional a "tomar serias medidas para salvar al pulmón del mundo".
Según los expertos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales del Brasil (INPE), más de 75.000 focos de incendios se han detectado en la Amazonía en lo que va de año, un 85% más que en todo el año 2018.
Aunque los incendios son comunes en el Amazonas durante la estación seca, como la actual, buena parte de ellos han sido producidos por agricultores y se han dispersado con fuerza a raíz de la deforestación hasta llegar a zonas deshabitadas. La propagación del siniestro pone en riesgo varias regiones pobladas en el norte de Brasil.
Para combatir el fuego, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, autorizó el 23 de agosto el envío de efectivos militares a la Amazonía.
El Ministerio de Defensa de Brasil anunció el 24 de agosto que más de 43.000 efectivos de las Fuerzas Armadas están desplegados en la región para combatir el fuego.