De modo similar se repartieron las opiniones respecto a una investigación parlamentaria sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses (el 54% a favor frente al 24 en contra).
Unos funcionarios anónimos dijeron con anterioridad al diario The New York Times que los miembros de la campaña presidencial de Trump supuestamente mantuvieron contactos con altos representantes de Inteligencia rusa en 2016, antes de las elecciones del 8 de noviembre, en las que el candidato republicano se impuso a la demócrata Hillary Clinton.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que las informaciones sobre los nexos del equipo de Trump con Inteligencia rusa no se basan en pruebas algunas y llamó a no hacer caso a los bulos difundidos por los medios estadounidenses.
La Administración del predecesor de Trump, Barack Obama, acusó repetidamente a Rusia de interferir en el proceso electoral de EEUU sin presentar ninguna prueba que lo confirme.
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Moscú rechazó en repetidas ocasiones las acusaciones de entremeterse en las elecciones norteamericanas, calificándolas de gratuitas.
