Mientras tanto, el mismo Tillerson enfatizó que apoyaba las sanciones antirrusas, la respuesta punitiva de Estados Unidos a la reunificación de Crimea con Rusia, así como varias medidas anteriores, como la controvertida ley Magnitski. También es partidario de la idea de que la participación de Rusia en los combates en Alepo "violó el orden internacional", en particular, los bombardeos para liberar la urbe de los radicales.
"Hacer que los senadores confirmen su nominación es una tarea bastante difícil para Tillerson, por lo que no se debe esperar que haga un discurso prorruso, especialmente en el Senado. Creo que sus declaraciones están relacionadas con la táctica que tiene que seguir. Por un lado, es una persona pragmática que apoya la revisión de las relaciones ruso-estadounidenses, pero por otro, pronto se convertirá en un hombre de Estado que se verá obligado a decir cosas diferentes", afirma el experto.
Leonid Slutski, jefe del Comité de Asuntos Internacionales de la Cámara de Diputados de Rusia, tiene la misma opinión. A su juicio, Tillerson hizo declaraciones contra Rusia específicamente para el Senado, donde el sentimiento antirruso sigue siendo fuerte.
"Así que estas declaraciones no deben ser vistas como un factor definitorio de la nueva política exterior de la Administración de Estados Unidos", dijo Slutsky.
El analista político moscovita Yevgueni Mínchenko, a su vez, advirtió que sería sumamente ingenuo ver a Tillerson como un político pro-ruso que tratará de hacer la paz a pesar de la voluntad de la Casa Blanca.
"Hasta ahora, Tillerson solo está haciendo declaraciones, las cuales pueden diferir considerablemente de la línea política real, que no será la misma que la de la Administración anterior", dijo Mínchenko.