"¡La wiphala se respeta!, ¡la wiphala es el pueblo!", coreaban los manifestantes en tres sucesivas marchas que elevaron la tensión al llegar hasta unos 300 metros de la asamblea legislativa, que procuraba reunirse en sesión extraordinaria para resolver el vacío de poder surgido tras la renuncia de Morales.
Las marchas, que recorrieron unos 15 kilómetros entre barricadas, derivaron en fuertes discusiones entre los manifestantes que intentaron sin éxito acercarse a la Plaza Murillo, donde está el palacio legislativo, y policías que custodiaban el área.
La defensa de la wiphala, símbolo popular en el occidente andino pero resistido por sectores del oriente tropical del país, fue proclamada también durante varias manifestaciones de grupos campesinos, indígenas y sindicales entre el lunes 11 y el martes 12 en la vecina ciudad de El Alto.
Luis Fernando Camacho, el líder cívico de las protestas que llevaron a la caída de Morales trató de calmar las aguas el lunes, mediante un mensaje en las redes sociales en el que dijo reconocer el valor histórico y cultural de la wiphala, junto a la bandera tricolor, aunque remarcó que la wiphala "no es Evo".Mensajes en defensa de la bandera multicolor comenzaron a divulgarse el fin de semana en las redes digitales, tras la publicación de imágenes de manifestantes quemando la bandera indígena y otras de supuestos policías, entonces amotinados contra Morales, que cortaban sus insignias para quitar la imagen de la wiphala.
El comandante general de la policía, Yuri Calderón, todavía en funciones tras haber renunciado, pidió disculpas a los pueblos indígenas por ese supuesto hecho y anunció que se organizará un acto de desagravio a la bandera indígena.
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