En EEUU hay más armas que personas, pero en Japón conseguir una es una odisea

El asesinato del primer ministro Shinzo Abe ha puesto los ojos del mundo en Japón, donde los homicidios por armas de fuego son poco comunes debido al estricto control de armas que tiene el país asiático.

Uno de los detalles que más se ha resaltado del asesinato del exprimer ministro japonés es el hecho de que el tirador, identificado como Tetsuya Yamagami, un exmiembro de las fuerzas armadas de Japón, utilizó un arma que él mismo fabricó ante la imposibilidad de conseguir una fabricada a nivel industrial.

Y es que en Japón, desde finales de la Segunda Guerra Mundial, se prohibió el uso de armas de fuego entre la población y se establecieron protocolos muy estrictos para adquirirlas de manera legal, una situación que contrasta con la Segunda Enmienda de Estados Unidos, que permite a cualquier persona mayor de 16 años adquirir un arma. Incluso es más fácil para un joven comprar una pistola que una cerveza.

De acuerdo con datos de Small Arms Survey —un proyecto del Instituto Universitario de Estudios Internacionales y de Desarrollo de Ginebra— en 2020 había cerca de 393 millones 347.000 armas en manos de civiles estadounidenses, es decir, el 46% del total de armas civiles que circulan en el mundo. Si se toma en cuenta que la población de Estados Unidos es de 329,5 millones de habitantes, se puede afirmar que en ese país existen más armas que personas.

Y es que mientras en suelo estadounidense la tasa es de 120,5 armas por cada 100 personas, en Japón es de 0,3 armas por cada 100. De hecho, la nación asiática registra la tasa más baja en tenencia de armas a nivel global, según Small Arms Survey.

La cantidad de armas descrita por la organización civil no contempla las 4 millones 335.380 que se registran para uso militar ni las más de un millón que se incluyen en labores de seguridad.

En contraste, Japón reportó durante 2020 un total de 377.000 armas civiles, de las cuales 175.221 estaban registradas. Con una población de casi 120 millones de personas, la tasa de armas en manos de la ciudadanía es de apenas 0,3 por cada 100 personas.

La diferencia armamentística entre ambas naciones también se observa en la industria militar, ya que en Japón sólo se reportan 745.514 armas para este fin y 252.000 para los cuerpos de seguridad.

🇯🇵 | El sospechoso fue identificado como Tetsuya Yamagami, de 41 años, quién disparó contra Shinzo Abe a una corta distancia. La policía recuperó un arma en el lugar del ataque. pic.twitter.com/1anKlX8MmS

— Alerta Mundial (@AIertaMundiaI) July 8, 2022

Muertes por armas, en aumento

El acceso a armas también se vincula con los homicidios violentos, ya que es notoria la diferencia de este rubro entre Japón y Estados Unidos.

En Japón, durante 2019, se registraron 382 muertes con armas de fuego, cifra que se redujo a 380 en 2020, según Small Arms Survey.

En el caso de Estados Unidos, las muertes violentas no dejaron de crecer incluso en la pandemia. Durante 2019 el país americano reportó 22.933 muertes con armas de fuego, una tasa de 6,97% por cada 100.000 habitantes. Un año después, durante el confinamiento por la COVID-19, la cifra aumentó a 29.445, con lo cual la tasa subió hasta 8,90% por cada 100.000 habitantes.

¿Cómo se consiguen armas en Japón?

En 1958, el Gobierno japonés estableció marcos regulatorios estrictos para la posesión de armas, al tiempo que promovía de manera oficial un pensamiento pacifista.

Entre los requisitos que se deben de cumplir para comprar armas legalmente están realizar un examen con duración de un día en el que se capacita al interesado o interesada para el uso de armas. Además, debe presentar un examen por escrito.

Posteriormente, la persona deberá realizar varias pruebas, desde psicológicas hasta toxicológicas, y una de puntería, en la que necesita obtener una calificación del 95%.

Durante el proceso, familiares y amigos son interrogados y se realiza toda una investigación para conocer los antecedentes penales, políticos y sociales de quien esté tramitando la solicitud.

Al obtener el permiso, el interesado deberá comprometerse a guardar el arma en un lugar separado de las balas. Además, deberá permitir la visita de la policía cada año para verificar el estado del equipo. La autorización tiene una vigencia de tres años.