Las Luminarias, una tradición purificadora que volvió a encenderse en España

Por primera vez desde que empezó la pandemia, los pobladores de San Bartolomé de Pinares, en la provincia de Ávila, al noroeste de Madrid, pudieron festejar Las Luminarias, una tradición que se celebra cada 16 de enero en la víspera de San Antón, el patrón de los animales.

Alrededor de 100 jinetes saltaron sobre el fuego a lomos de sus caballos durante la conocida fiesta de Las Luminarias, una tradición que algunos aseguran podría remontarse al siglo XVIII y que, según explican sus pobladores, permite purificar a los animales y liberarlos de cualquier mal, especialmente de epidemias.

"La tradición de Las Luminarias de San Bartolomé de Pinares se remonta a siglos atrás cuando una epidemia mató a todos los caballos del pueblo. Desde entonces se hacen unas hogueras que son las luminarias de la noche de San Antón. El significado es que el humo de San Antón purifica a los animales", explica uno de los residentes.

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La fiesta de Las Luminarias se celebra cada 16 de enero en esta localidad de Castilla y León. La ceremonia comienza aproximadamente a las 19:30 con una misa que, una vez terminada, le da paso al mayordomo (como se le llama al encargado de organizar la fiesta) y a sus ayudantes (conocidos como los jurados) para que hagan un recorrido para comprobar que se estén encendiendo todas las hogueras por donde saltarán los jinetes. A eso de las 21 horas, tras la bendición del sacerdote de la localidad, los jinetes con sus caballos empiezan a saltar las hogueras y comienza oficialmente Las Luminarias.

Hasta la madrugada, tanto los jinetes como los pobladores y visitantes saltarán todas las hogueras que encuentren por su camino. La fiesta termina el 17 de enero, el día de San Antón, con una competencia entre los jinetes para coger las cintas que cuelgan de una cuerda.

"Para nosotros, los habitantes de San Bartolomé de Pinares, esta fiesta se vive con mucha intensidad porque aquí hay mucho amor por los caballos. Los jóvenes, los de aquí, vivimos esta fiesta a lo grande. Y después del parón por el coronavirus ha sido vivirlo con muchas ganas, con muchas ganas de fiesta y de volver a sentir lo que es el fuego, los adoquines y el amor por esta tierra", explicó otro residente.

A su vez, algunos visitantes confesaron su admiración por esta manifestación cultural.

"Me parece alucinante. Es la primera vez que vengo, no sé si hay menos o más gente que otros años, pero hay un gran ambiente, está muy bien organizado, es muy bonito ver los caballos y las fogatas. Me parece muy bien organizado, un espectáculo para mí", admitió.