Pasa el primer mes del desastre que se produjo en el puerto de Beirut y en sus inmediaciones el 4 de agosto tras dos explosiones consecutivas, y la capital del Líbano organiza una vigilia con velas en la Plaza de los Mártires.
Las deflagraciones, especialmente intensas, fueron el resultado de un incendio en un almacén de productos explosivos próximo al lugar de los hechos. Entre estos se encontraban sustancias especialmente peligrosas, como el nitrato de amonio. El accidente dejó al menos 190 muertos y unos 6.500 heridos, y la crisis que provocó llevó al Gobierno del país a dimitir.
Las explosiones provocaron derrumbamientos de edificios en los que quedaron sepultadas decenas de personas, y a un mes del suceso, los equipos de búsqueda han detectado recientemente nuevos signos de vida entre el hormigón.