El término homeopatía proviene del griego homeos (semejante) y pathos (enfermedad) ya que se basa en el principio de que lo similar cura lo similar. Esto significa que para tratar una enfermedad se debe emplear la misma sustancia que causa los síntomas pero diluida en agua hasta alcanzar proporciones ínfimas.
Actualmente, las consultas más recurrentes que reciben son por cuadros de ansiedad, temor, estrés —vinculados a la situación de la pandemia— y por formas de mejorar las defensas. También reciben consultas para bajar de peso o dejar de fumar y por dolencias físicas.
El tratamiento es personalizado y se basa en encontrar el origen de esa dolencia. Por ejemplo, en el dolor de cabeza se intenta determinar de qué tipo es y cuál es su causa: si es por falta de sueño, estrés, si se da de día o de noche, qué parte de la cabeza duele, etc. Los medicamentos se preparan en farmacias homeopáticas y no tienen efectos adversos.
La homeopatía no es considerada una ciencia, porque aún no ha podido ser probada científicamente, sino que entra en la categoría de pseudociencia. Es muy cuestionada por los trabajadores de la salud aunque también hay médicos tradicionalistas que recetan fármacos homeopáticos.
"Si vamos a llevar esta medicina al plano de la experimentación científica, donde hace falta probar un efecto en miles de pacientes, no va a funcionar porque no tenemos esa metodología. Nuestro enfoque es personalizado, le damos una sustancia a una persona, la toma y mejora, esa es la manera de comprobarlo", concluyó.