El encuentro entre los dos equipos más poderosos de La Liga siempre lleva aparejadas emociones y rivalidad a raudales. Pero, desde hace dos años, con las tensiones independentistas en Cataluña más a flor de piel que nunca, el Barça-Madrid podría llegar a suspenderse incluso.
La fecha original en que se iba a celebrar el clásico era el 26 de octubre, pero la violencia en las calles de Barcelona en aquellos días, propiciada por los independentistas radicales, obligó a posponer el duelo.
La situación es hoy mucho menos tensa, pero las autoridades siguen temiendo que se produzcan posibles acciones que dificulten la celebración o que saquen el foco del campo para situarlo en las gradas.
El Real Madrid acude al Camp Nou con un día menos de descanso y después de haber arañado un empate en el último suspiro (1-1) contra el Valencia en Mestalla el pasado 15 de diciembre. El Barcelona también empató un día antes contra la Real Sociedad en San Sebastián (2-2).
Las espadas están en todo lo alto y el liderato en juego. Solo un tsunami puede frenar el mayor espectáculo del mundo, un partido que se disputó por primera vez hace 117 años y que es capaz de reunir ante el televisor a 650 millones de espectadores de 180 países.