Los investigadores de los Hospitales Universitarios y de la Universidad de Ginebra (UNIGE) en cooperación con sus colegas estadounidenses de la Universidad de Wisconsin llegaron a esa conclusión tras haber realizado dos experimentos.
"Tras analizar la actividad cerebral basada en las respuestas de los participantes, identificamos dos regiones que estaban implicadas en inducir el miedo experimentado durante el sueño: la ínsula y el giro cingulado", explicó el científico Lampros Perogamvros de la Universidad de Ginebra.
La ínsula también participa en la evaluación de las emociones y se activa automáticamente cuando un individuo se siente asustado. A su vez, el giro cingulado empieza a funcionar activamente a la hora de reaccionar a cualquiera amenaza.
Durante el segundo experimento, los científicos suizos trataron de encontrar el posible vínculo entre el miedo y las emociones que suelen sentirse a la hora de despertarnos. Para lograrlo, entregaron a los 89 participantes diarios y les pidieron que apuntasen en ellos todo lo que recordasen de sus sueños durante una semana al despertarse y que describiesen sus emociones.
Al final de la semana, los investigadores realizaron a todos los participantes una tomografía por resonancia magnética con el objetivo de observar cómo reaccionaban a una serie de imágenes emocionalmente negativas.
"Hemos descubierto que cuanto más tiempo una persona había sentido miedo en sus sueños, menos se activaban su ínsula, su giro cingulado y su cuerpo amigdalino cuando el paciente veía imágenes negativas", aseveró Virginie Sterpenich de la UNIGE citada por el portal Science Daily.