Al principio, Satenik pensó que le había entrado polvo en los ojos en el consultorio del dentista. Sus parientes sugirieron que podrían haber sido fragmentos de vidrio, informa Sputnik Armenia.
La chica se queja del dolor en sus ojos asegurando que "cada día se ha convertido en un infierno".
Su familia la llevó a los médicos de la ciudad vecina y luego a Ereván —capital armenia—, pero nadie lograba diagnosticarla. Algunos médicos incluso no les creyeron porque nunca habían visto unos síntomas como esos.
"Cuando fuimos a Ereván nos atendió un médico. Le sacó los cristales de los ojos. Luego salimos a comer y, cuando regresamos, a Satenik le volvieron a salir cristales. El médico dijo que no nos creía, así que nos pidió que nos fuéramos", dijo la suegra de Satenik, Zemfira Mikaelián.
Los médicos le recetaron gotas y antibióticos, pero debido a estos medicamentos su condición empeoró terriblemente. Así que dejó de tomarlos. Hace poco los cristales se enviaron a un laboratorio para que fuesen analizados, pero los resultados todavía no se conocen.
Los familiares dicen que no tienen dinero para tratar a la joven en el extranjero. El marido de Satenik tiene una discapacidad y sus suegros están jubilados.
La oftalmóloga rusa Tatiana Shílova cree que los síntomas de Kazarián podrían tener causas sistémicas. La doctora ha explicado que, como se trata de una patología muy rara, resulta difícil determinar su origen. Es posible que las lágrimas cristalicen tan rápido por una mayor concentración de sales en el líquido lagrimal.
"Las lágrimas son un fluido biológico de composición similar a la sangre. Por lo tanto, en ciertas situaciones —enfermedades genéticas o inflamatorias del ojo o del cuerpo en su conjunto— puede haber alteraciones en su composición", dijo Shílova al canal de televisión ruso REN TV.
Como los cristales de Satenik también pueden acabar formándose en el hígado y en los riñones, la paciente necesitará ahora pasar por un examen completo.