"La conferencia de paz apoya firmemente el proceso de paz, el llamamiento para alcanzar la paz en Afganistán y confía en su eficacia, con el objetivo de proteger a la población de Afganistán los bandos del conflicto acordaron liberar a los prisioneros enfermos, garantizar la protección de todas las instituciones educativas, así como esforzarse para reducir a cero las pérdidas entre la población civil", dice el documento aprobado por los participantes del foro.
Además, las partes se pronunciaron a favor de garantizar los derechos a las mujeres, así como a las minorías nacionales y religiosas.
"Pedimos a la comunidad internacional respetar nuestras valores y apoyar a nosotros para alcanzar un acuerdo de paz, así como ayudar en la resolución de la situación (en el país) tras la firma del acuerdo de paz", indica el texto.
Los delegados de varias fuerzas afganas, a la vez, llamaron a la ONU, la Organización para la Cooperación Islámica y otras organizaciones internacionales a apoyar las conferencias de paz que se celebraron en Moscú y Doha.
Por su parte, el enviado especial del Ministerio de Exteriores de Catar para la lucha antiterrorista y la resolución de los conflictos, Mutlaq al Qahtani, afirmó que "la conferencia se celebró con éxito, sus participantes debatieron el proceso de paz, la retirada de las tropas extranjeras, la liberación de los presos políticos, así como la política de Afganistán".
Al Qahtani elogió también la cooperación con Alemania durante la organización de la conferencia.
El enviado especial de Alemania para Afganistán, Markus Potzel, a la vez, calificó "el llamamiento y la promesa de reducir la violencia en Afganistán como el resultado más importante de esta conferencia".
El 8 de julio, en la capital catarí, Doha, finalizó la tercera conferencia de paz interafgana organizada por Catar y Alemania, que contó con la participación de más de 60 representantes afganos, incluidos los del movimiento Talibán.
Afganistán vive una situación de inestabilidad a raíz de los ataques que lanzan los talibanes y, desde 2015, el grupo terrorista Daesh (autodenominado Estado Islámico y prohibido en Rusia y otros países), pese a la fuerte presencia militar de EEUU y sus aliados.
Hasta ahora, los talibanes han condicionado el proceso de paz en Afganistán a la retirada de las tropas extranjeras e insisten en acordar el calendario de su repliegue con EEUU y no con el Gobierno en Kabul, al que califican de "títere".