El 1 de julio todos los puntos de venta en Mitrovica, el municipio serbio en el norte de Kosovo, permanecen cerrados.
"Esto seguirá siendo así hasta que Pristina cancele los aranceles", dijo el presidente del empresariado del norte de Kosovo, Rados Petrovic, a la televisión nacional de Serbia al añadir que todos los vendedores serbios en esta región participan en la protesta.
"La situación continuará hasta que podamos comprar artículos bajo condiciones normales y trabajar como el resto del mundo", apostilló el empresario.
El Ministerio de Comercio estima que desde el aumento de los aranceles la región recibió 228 millones de euros menos —calculados en bienes serbios— que el año pasado, mientras que los precios de los alimentos aumentaron un 5,3%.
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La misión de la UE en Pristina y las embajadas de EEUU y de otros Estados occidentales en más de una ocasión instaron a los dirigentes kosovares a suspender ese gravamen y retomar las negociaciones con Belgrado.
Sin embargo, bajo la presión de Bruselas, Belgrado se vio obligado, como una condición para el acercamiento entre Serbia y la Unión Europea, a iniciar negociaciones con la mediación de la UE para normalizar las relaciones con Pristina.
Por el momento, la independencia de Kosovo ha sido reconocida por EEUU, Canadá y la mayoría de los miembros de la UE, pero no goza del reconocimiento de Rusia, China, España, Irán, Israel o Grecia, entre otros países.