"Durante la conversación ambos ministros reafirmaron el compromiso con los acuerdos de Sochi y Astaná e intercambiaron opiniones sobre las medidas que se deben tomar para garantizar la paz, la estabilidad y el cese del fuego en la región", dice la declaración.
En septiembre de 2018, los presidentes de Rusia y Turquía, Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan, firmaron en la ciudad rusa de Sochi un memorándum encaminado a solucionar la situación en Idlib, adonde se fueron trasladando los grupos derrotados en la lucha contra el Gobierno sirio que se negaron a deponer las armas.
El acuerdo establece una zona desmilitarizada de 15 a 20 kilómetros en la línea de separación entre la oposición armada y las tropas sirias, libre de terroristas, sin armamento pesado en manos de opositores, y controlada por las tropas turcas y la policía militar rusa.
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En la provincia de Idlib hay más de una docena de diferentes grupos armados, los mayores de ellos son la alianza de grupos rebeldes proturcos del Frente de Liberación Nacional y el grupo terrorista Frente al Nusra (también conocido como Hayat Tahrir al Sham, prohibido en Rusia).
Cientos de miles de personas perdieron la vida en las hostilidades en el país árabe.
La solución del conflicto se busca en dos plataformas, la de Ginebra, bajo los auspicios de la ONU, y la de Astaná (en la capital kazaja, que a finales de marzo pasó a llamarse Nursultán), copatrocinada por Rusia, Turquía e Irán.