Los partidarios de la iniciativa reafirman su "apoyo a un ciberespacio abierto, seguro, estable, accesible y pacífico que se ha hecho un componente integral de la vida en todos sus aspectos sociales, económicos, culturales y políticos".
Cada participante del mundo cibernético, a medida de sus funciones, es responsable de mejorar la confianza, la seguridad y la estabilidad en este espacio, dice el texto.
El uso de las tecnologías de información y comunicación por los Estados está sujeto al derecho internacional, incluidas la Carta de la ONU, el derecho humanitario internacional y el derecho consuetudinario internacional.
Asimismo el Llamamiento de París condena "las ciberactividades malignas en los tiempos de paz, especialmente aquellas que amenazan o causan un daño sistemático e indiscriminado significante a los individuos y las infraestructuras críticas" y también expresa apoyo a los llamados a asegurar su mejor protección.
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Otro campo de trabajo es "potenciar la capacidad de prevenir la injerencia maligna de los actores extranjeros dirigida a socavar los procesos electorales a través de ciberactividades maliciosas".
Además, los autores del documento buscan prevenir el robo de propiedad intelectual y la proliferación de los instrumentos de los hackers, mejorar la seguridad de los procesos y los servicios digitales.
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