El tribunal declaró al acusado culpable de crímenes de guerra en forma de torturas, secuestros y asesinatos.
Además, en 2012 el acusado encabezó un grupo de unos 150 radicales en la ciudad siria de Alepo y logró obtener una fortuna considerable gracias a saqueos y rescates por los rehenes.
Luego, huyó a Alemania, donde solicitó el estatus de refugiado. Pero en la institución para la recepción primaria de refugiados e inmigrantes, al acusado lo reconoció una de sus víctimas.
En abril de 2016, después de varios meses de vigilancia policial, fue detenido.
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