Yuri Burlak y un compañero suyo, miembros de la Sociedad Geográfica Rusa, el 20 de julio se embarcaron en la aventura de ir nadando desde Sebastopol hasta Antalya bajo el lema 'No hay nada imposible'. A los veinte días llegaron a Estambul.
Inicialmente, el viaje estaba planeado para unos 100 días y se desarrollaría en dos etapas: la primera sería la ruta Sebastopol-Estambul, la segunda, desde Estambul a Antalya. Sin embargo, sucedió algo inesperado. Como resultado, Burlak decidió completar el viaje no en Antalya, sino en Estambul. Durante esos 20 días, los viajeros superaron la distancia de 750 Km.
Sputnik se reunió con los viajeros en un hotel del distrito de Sultanahmet, donde se alojaron durante su estancia en Estambul.
Burlak, de 51 años, nos cuenta su historia: "Cuando era joven, era muy activo, me dedicaba al turismo, a la navegación y hacía deporte. Un día, practicando culturismo, me lesioné gravemente la espalda, me diagnosticaron una invalidez temporal y durante varios años no pude caminar. Luego me operé, y los médicos me aconsejaron practicar seriamente la natación para curar el dolor de espalda. Así que creé mi propio método de recuperación de espalda a través de la natación. Y logré recuperarme".
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Hablando sobre el viaje, Burlak comentó: "El tiempo nos acompañó, tuvimos vientos favorables. Volodia me ayudó en todo, cocinó y pescó. Contábamos con 200 litros de agua dulce y cilindros de gas para cocinar. Así, con un peso en la balsa de 500 kg llegamos a Estambul".
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Según el viajero, cuando planeaban entrar en el Bósforo, hubo una tormenta, por lo que la balsa se desvió 50 kilómetros al este de la entrada al estrecho.
Según Burlak, durante las maniobras la parte delantera de la balsa salvavidas se rompió, y el bote tuvo que ser remolcado a la bahía local. Como resultado, algunas de las cosas y productos de los viajeros se inundaron. Burlak enfatizó que, a pesar de este malentendido, estaban satisfechos con la recepción brindada por el lado turco, pero decidieron abandonar la continuación del itinerario y completar su viaje en Estambul.
"Me sorprendió gratamente la actitud amistosa hacia nosotros de la Guardia Costera de Turquía. Podrían haber pensado que éramos delincuentes y que habíamos violado las fronteras. Pero en el proceso de aclarar las circunstancias, nos trataron muy bien, no hubo situaciones de conflicto con el lado turco en absoluto", señaló el viajero.