"Hay alrededor de 20 Estados [capaces de hacerlo], cualquier Estado occidental con industria química altamente desarrollada puede producir lo que Occidente denomina 'Novichok'", dijo Ermakov.
El diplomático subrayó que todos los programas químicos militares de la URSS se concluyeron en el año 1992.
"Por eso en Rusia nunca se ha reproducido ninguna tecnología química militar, lo abandonamos por completo, y por eso elaboramos junto con EEUU una convención sobre la prohibición de las armas químicas y desclasificamos por completo todos nuestros programas químicos", agregó.
El hecho tuvo lugar en noviembre de 2017 y la sustancia fue destruida tras someterla a pruebas.
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Serguéi Skripal, exoficial de la inteligencia militar rusa reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia, fueron hallados a principios de marzo pasado inconscientes cerca de un centro comercial en la ciudad británica de Salisbury.
Moscú rechaza las acusaciones de Londres, que considera infundadas, y sigue reclamando acceso a las pruebas para poder colaborar con la investigación.
Hasta ahora sigue siendo una incógnita la procedencia de la toxina usada en el caso Skripal, solo se sabe que se trató de una sustancia neuroparalizante, como lo confirmó la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas en su informe.