Barry Bennell, de 64 años, morirá posiblemente entre rejas por los repetidos delitos sexuales perpetrados con menores de 8 a 15 años que entrenaban en clubes ingleses, según señaló el juez Clement Goldstone.
"Estos niños le veían como a un dios… cuando en realidad usted era la encarnación del diablo", dijo al dictar condena en el Tribunal Penal de Liverpool.
Bennell ha cumplido penas de cárcel en tres ocasiones anteriores, en el Reino Unido y Estados Unidos, por abusar sexualmente de los menores a los que preparaba para ser futbolistas de élite.
Otras víctimas, ahora ya varones adultos, pusieron fin a décadas de silencio y denunciaron sus predadoras acciones ante la policía y los medios británicos en 2016.
"Hoy miramos al diablo a la cara y sonreímos porque hemos ganado, Barry Bennell", proclamó Micky Fallon, quien renunció a su derecho al anonimato para hablar en contra de su exentrenador ante las cámaras de televisión.
Las propias víctimas o sus familiares leyeron testimonios del calvario sufrido y sus fatales consecuencias en varios casos.
Hasta entonces el acusado había seguido las diligencias por vídeo desde la instalación penitenciara debido a problemas de salud.
El escándalo de abusos sexuales en clubs deportivos juveniles dio pie a una serie de investigaciones policiales.
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La Federación inglesa de fútbol (FA) procedió a revisar la normativa y facilitó nuevos mecanismos para canalizar quejas y denuncias.