"Los aliados de EEUU continuarán presionando a Rusia, para hacerla respetar los acuerdos de Minsk", dijo Mattis en una rueda de prensa tras la reunión en Kiev con el presidente ucraniano Petró Poroshenko.
Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política del conflicto pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia cuyo resultado la ONU estima en unos 10.100 muertos.
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Occidente acusa a Rusia de estar detrás de las hostilidades en el este de Ucrania y suministrar armas, municiones y otra ayuda a las milicias de Donetsk y Lugansk, algo que Moscú rechaza en términos categóricos al subrayar que no es parte del conflicto.