La infraestructura fue construida en 1970 y solía acoger un tránsito de más de cuatro millones de pasajeros anualmente. Desde el comienzo de la guerra, sin embargo, el número se redujo hasta los 500.000.
Ahora, desde Damasco, no hay vuelos a Europa ni América y solo se ofrecen rutas a países árabes y de la Comunidad de Estados Independientes (CEI). Por ejemplo, hay mucha demanda de vuelos a Ereván, la capital de Armenia.
"A veces disparaban a los aviones, e incluso a la torre de control. Pero gracias a Dios todo salió bien. Es un trabajo del que no podemos huir. Venimos aquí todos los días", contó a los periodistas un controlador aéreo.
Anteriormente, se había informado de que Siria espera ayuda de varias empresas extranjeras para restaurar el aeropuerto y construir su nueva terminal.