La medida se incluye en una serie de reformas orientada a combatir y frenar la radicalización de los reclusos en Inglaterra y Gales.
"Prevenir que los extremistas más peligrosos radicalicen a otros prisioneros es esencial para la gestión segura de nuestras prisiones y es fundamental para proteger al público", defendió la ministra de Justicia, Elizabeth Truss.
La experiencia en cárceles de España, Francia y Holanda, que visitó el equipo investigador, ha contribuido a los cambios propuestos por el ex director de prisiones Ian Acheson.
La fecha de la apertura de las nuevas unidades especiales y el número de reclusos calificados como islamistas peligrosos "se anunciarán a su debido tiempo", según señaló a Sputnik Nóvosti un portavoz de Justicia.
Hay en la actualidad ocho penales de máxima seguridad en Inglaterra y se anticipa que esta distintiva categoría de presos rotará periódicamente de destino entre las secciones que se habiliten en las mismas.
Las reformas incluyen también un mayor control de los clérigos y capellanes con acceso a presos musulmanes, la retirada de publicaciones consideradas extremistas y una mayor formación del personal de prisiones.
De acuerdo con estadísticas oficiales, se contabilizó 7.246 en 2005, equivalente al 9.5% del total de presos.
Una década después se registraron 12.225 reclusos musulmanes, equivalente al 14.4% del total en ambas naciones.
Este dato se contrasta con el último censo general de 2011, en que sólo el 4.2% de mayores de 18 años se identificó como musulmán en Inglaterra y Gales.