Este anuncio pone fin a una congelación no oficial en la aprobación de la construcción que había durado 18 meses.
Desde hace casi dos años hasta ahora, el Gobierno israelí no había avanzado planes de nueva construcción en colonias por miedo a que la administración estadounidense castigara a Israel rechazando vetar resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU desfavorables a Israel.
Los únicos proyectos relacionados con los asentamientos que habían evolucionado en este período eran la legalización —según la ley israelí- de colonias que incluso Israel consideraba ilegales o planes directores para áreas en las que el Tribunal Supremo había dado el visto bueno para actuar tras la presentación de demandas.
Los asentamientos judíos en territorio palestino son ilegales ante la ley internacional.