Sam, un pescador de California, y su amigo encontraron a una ballena jorobada enredada en la cuerda de una boya cuando volvían desde el mar abierto a la costa.
Después de llamar a la Guardia Costera y esperar una hora y media hasta que viniera a cortar la boya, Sam se dio cuenta que la cuerda seguía enredada alrededor del lomo de la ballena.
El joven volvió a llamar a la Guardia Costera, pero después de que se negara a ayudar, decidió resolver la cuestión con sus propias manos.
El pescador saltó a la espalda del gigantesco mamífero marino y, con algún esfuerzo, logró cortarle la línea que le atrapaba.
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