Los prototipos fueron desarrollados por el Instituto de Productos Biológicos de Wuhan, integrado en la corporación Sinopharm, y la empresa Sinovac Research and Development, con sede en Pekín.
A diferencia de las vacunas vivas, las inactivadas suelen brindar una protección menos fuerte, por lo que se requiere a veces administrar varias dosis de vacuna de refuerzo con el tiempo para garantizar una inmunidad continua.
Si se cuenta también un proyecto que se basa en vectores de adenovirus, ya son tres las vacunas aprobadas para ensayos clínicos en China, precisó en una rueda de prensa Wu Yuanbin, un alto cargo del Ministerio nacional de Ciencia y Tecnología.
"Es la primera vacuna del mundo contra COVID-19 que avanzó a la segunda fase de ensayos clínicos", destacó Wu.
El reclutamiento de voluntarios para la segunda etapa de pruebas, según él, comenzó el 9 de abril. En la primera etapa, que se inició a mediados de marzo pasado, participaron 108 voluntarios distribuidos en tres grupos de 36 personas a las que se administraron diversas dosis de vacuna.
Los resultados de la primera fase no han trascendido aún y el ciclo de pruebas, según las previsiones, se prolongará hasta finales de 2020.