El chip sexual en realidad se llama pellet, y su nombre responde a los pellets de madera que son diminutos y alargados utilizados como combustible en las industrias. Específicamente la palabra pellet proviene del latín pilula, diminutivo de pila. En este caso se trata de una minicápsula hormonal del tamaño de un grano de arroz, que contiene testosterona y cuyos resultados son tangibles. Su aplicación es subcutánea y es mayormente requerida por mujeres, aunque los hombres también se apuntan.
¿Cómo se coloca y cómo funciona el chip sexual?
El chip se coloca a través de una incisión de unos tres milímetros en la zona de la grasa de la cintura. El tratamiento es ambulatorio y se hace en un consultorio con un poco de anestesia local.
"Cada chip tiene dosis bajas de testosterona y diferentes a las que se utiliza para el hombre; va liberando las hormonas paulatinamente. Entre los tres y seis meses, se degradan en el organismo solas", explicó al diario argentino La Nación la ginecóloga Clelia Magaril.
¿Quiénes pueden usar el chip sexual?
Aunque tiene mayor demanda entre mujeres que atraviesan el período de la menopausia, no son pocos los hombres que también recurren a este tratamiento con vistas a aumentar el deseo sexual y la calidad del encuentro íntimo.
"La carencia de hormonas las llevó a necesitar refuerzos para mejorar su líbido, su deseo sexual, su respuesta orgásmica, y su capacidad de tener relaciones", completó Magaril.
En cuanto al chequeo previo de salud, en mujeres será trascendental hacer mamografía, papanicolau, ecografía ginecológica, entre otros exámenes físicos para descartar patologías hormonodependientes que puedan agravarse con el suministro de hormonas. En el hombre los estudios estarán más enfocados al funcionamiento de la próstata.
Otros beneficios del chip sexual
Si bien el dispositivo está diseñado para reordenar el sistema hormonal en las personas, el doctor Adrián Carlos Di Sanzo, especialista en Diagnóstico por Imágenes, posgrado en Medicina Metabólica, Medicina Biológica, Medicina China y Homeopatía enumeró para el medio argentino otros de sus beneficios:
- disminuye el cansancio;
- mejora el ánimo;
- elimina dolencias;
- aumenta la masa muscular;
- la fuerza física;
- mejora las varices y la circulación porque produce mayor vascularización;
- reduce el apetito, la flacidez y disminuye la grasa corporal;
- mejora la piel, la memoria y la concentración;
- previene la osteoporosis y la osteopenia y las mejora;
- ayuda con la anemia y los niveles de energía, el sistema inmunológico, el sueño, el síndrome metabólico, enfermedades autoinmunes y diabetes;
- en el hombre, mejora la erección;
- en la mujer, la atrofia mucosa del tejido vaginal y aminora notablemente los calores producidos en la menopausia.
Eso sí... más caro que el viagra
A pesar de todos estos beneficios, no todas las personas pueden acceder hoy día a este tipo de tratamientos. Al ser de última generación, su aplicación viene acompañada de un alto costo, tanto por la intervención como por el producto en sí. Sólo en Argentina, cada colocación ronda los 50.000 pesos argentinos, unos 840 dólares.
Si se tiene en cuenta que la vida útil del chip, hasta ser absorbido por el cuerpo y dejar de cumplir su función, es de tres a seis meses, realmente se trata de una posibilidad al alcance de pocas manos, destaca La Nación.