De acuerdo con una encuesta de Sputnik, el 64 % de los rusos que vivieron en la URSS están convencidos de que la vida en la Unión era mejor antes de su disolución. Los porcentajes más elevados se dan en Armenia y Azerbaiyán. El 61 % de los kazajos, el 60 % de los ucranianos y 53 de los bielorrusos son de la misma opinión. Las personas menores de 25 años —nacidas tras la disolución de la URSS— opinan que el nivel de vida en Rusia es más alto que en la Unión.
Los resultados del sondeo contrastan con la percepción occidental de que la disolución de la URSS fue "una revolución democrática". En 2004, el periódico New York Times publicó los resultados de un sondeo realizado por el historiador Richard Pipes. Según la encuesta, el 74 % de los rusos lamenta la desintegración de la URSS, puesto que las nuevas autoridades no lograron garantizar a la población del país trabajo y atención médica y social.
Además, el nuevo sistema de mercado —mucho más problemático que el colectivismo soviético, según los analistas— eliminó el control de precios y subsidios para la comida, la vivienda y los servicios públicos.
Según comentó a Sputnik Michael Parenti, "cada líder que usa la tierra, el trabajo, los recursos, el mercado del país para ayudar a la población y desarrollar al Estado, suele ser demonizado [en el extranjero]".
De acuerdo con los liberales, la nostalgia por la URSS es un deseo de volver al comunismo o a los campos de trabajos forzados. Otros consideran que la razón es la aspiración a la paz y la amistad entre las naciones logradas por la URSS.
Más: Lenin "resucita" a través de los memes
Según Parenti y Smolarek, la sociedad moderna podría tomar de la historia soviética la experiencia, la memoria, las tecnologías sociales y los valores.