Según los representantes de la fiscalía de la capital belga, el ladrón confesó su crimen, que explicó con sus deseos de mejorar el estado financiero.
El comprador de la cabeza de la momia, al enterarse de que había sido detenida la persona que le vendió el fragmento de la pieza del museo, se presentó voluntariamente en la policía y declaró que precisamente él fue quien negoció con el delincuente.
No se informa nada sobre el precio pagado por la cabeza de la momia egipcia.
Los representantes de la fiscalía de Bruselas señalan que el fragmento del cuerpo embalsamado será devuelto próximamente al museo.
Se informa que la cabeza de la momia fue robada de los almacenes del museo, donde reposaba en una base de poliespuma y estaba cubierta con una tela de seda que la protegía del polvo.
Tampoco se sabe si el ladrón era trabajador del museo o tenía un cómplice entre el personal de la institución.