"Realizamos una cooperación intensa, en particular, a través de los servicios de inteligencia. Tenemos un grupo interministerial para luchar contra el terrorismo", declaró la fuente.
Especificó que el grupo incluye no solo a "representantes del Ministerios de Exteriores, sino también a la policía y los militares".
Moscú, continuó, "no sabe si se puede hablar sobre la presencia de Daesh (autodenominado Estado Islámico proscrito en Rusia) en Pakistán (…), no tiene datos de que los extremistas que se encuentran en Afganistán y Pakistán tienen vínculos seguros con Siria y este grupo terrorista de Oriente Próximo".
Agregó que "nuestros socios pakistaníes nos dicen que Daesh no está presente en el país como institución".
"Tenemos datos de que allí encuentran varias centenas de terroristas que actúan según el programa de Daesh (…), pero en su mayoría son personas que se separaron de los talibanes, los llamados yihadistas", explicó la fuente.
Asimismo comentó la posible amenaza terrorista para el gasoducto Norte-Sur.
"El gasoducto Norte-Sur de momento existe solo sobre papel, pero hipotéticamente nada le amenaza", mencionó la fuente.
Se prevé que el gasoducto, de 1.100 kilómetros de longitud, tendrá una capacidad de hasta 12.400 millones de metros cúbicos anuales.
El 8 de agosto una explosión suicida se produjo en el hospital de Quetta donde había sido trasladado el cuerpo del presidente de la Asociación de abogados de Baluchistán, Bilal Anwar Kasi, asesinado horas antes.
La autoría del atentado, que causó al menos 70 muertos y más de 100 heridos, fue reivindicada por una facción del grupo Talibán en Pakistán, Jamaat ur Ahrar.
Audio: Talibán contra Estado Islámico: la disputa por el opio
Después del ataque, el presidente ruso, Vladímir Putin, confirmó la disposición de activar la colaboración en la lucha antiterrorista con las autoridades de este país.