En un estudio publicado en la revista Circulation de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), los expertos analizaron 10 investigaciones llevadas a cabo a lo largo de las décadas acerca de la relación entre ser longevo y tener un perro.
"Tener un perro se asocia con un menor riesgo de muerte a largo plazo, lo que posiblemente se deba a una reducción de la mortalidad cardiovascular", concluyó el estudio.
Dhruv Kazi, cardiólogo del Beth Israel Deaconess Medical Center, puso de relieve que "los perros ofrecen compañía, reducen la ansiedad y la soledad, aumentan la autoestima y mejoran el estado de ánimo general", lo que puede, en primer lugar, afectar la salud mental.
El médico destacó en un editorial en la revista de AHA que los perros traen consigo también beneficios físicos, ya que exigen que su dueño les lleve a caminar, incentivándolos a ejercitarse frecuentemente. Los dueños de un can tienden a pasar más tiempo al aire libre, lo que ya se sabe desde hace mucho que es beneficioso para la salud. Además, el simple hecho de acariciar a un perro, especialmente uno familiar, es capaz de reducir la presión arterial de una persona.