El ataque del submarino ruso fue dirigido contra bastiones, concentraciones de mano de obra y vehículos blindados, así como depósitos de terroristas de Frente al Nusra en la provincia de Idlib.
La distancia a los objetivos era de unos 300 kilómetros.
El departamento militar ruso destaca que los "datos de control objetivo" confirmaron la destrucción de todos los blancos designados.