Para Carlos Cascante Segura, profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Costa Rica, la situación económica es fundamental, pero más allá de los datos, la narrativa oficial es clave para esa buena percepción de los votantes.
"Tradicionalmente las elecciones no se ganan por la política exterior, se ganan por el estado de la economía estadounidense. En esa línea Trump ha logrado presentar que hay menos desempleo, pero lo cierto del caso es que sus disputas comerciales también juegan un rol importante en la medida que logre demostrar que terminaron en triunfo, y en eso ha sido un experto".
Cascante pone como ejemplo la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la suscripción de un nuevo acuerdo con México y Canadá: "Aunque los cambios en el tratado de libre comercio no son tan relevantes como lo quieren demostrar, se hizo una buena campaña para demostrar que habían vuelto a un sistema político-económico justo".
El respaldo social de Trump tiene que ver con un electorado proveniente de comunidades rurales del medio oeste y de algunos suburbios, "una mayoría tradicional que se siente amenazada" por las minorías cada vez más crecientes en el país.
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La voz de esas minorías parece estar en el Partido Democráta que, sin embargo, puede tener complicaciones para aglutinarlas. "Conseguir personas que puedan contagiar, vincular a las minorías para que voten masivamente es el reto de este año" para esa agrupación, a criterio del analista.
A corto plazo, no implicaría cambios, pero a largo término esa modificación social podría ser un factor clave para el sistema político estadounidense.
"Desde una interpretación a largo plazo alguien podría decir que estamos viendo el 'canto del cisne' de una forma de entender la realidad en los EEUU. En determinado momento las minorías van a sobrepasar, o al menos equilibrar, esa enorme mayoría pero para eso tienen que pasar 30 o 40 años", opinó Cascante Segura.