'Hola, aquí estoy y soy una base de EEUU en Siria'. Así podría rezar un letrero luminoso en neón en una comedia de la década de 1980, si en el guion se hubiera incluido la situación escandalosa que delata la posición de presuntas instalaciones militares secretas del país norteamericano en el país árabe, así como en otros de la región.
Para Ruser, el hallazgo fue muy fácil. Sólo tuvo que estar atento a la jugada. Y la plasmó en Twitter: "Strava lanzó su mapa de calor global. 13 billones de puntos de GPS de sus usuarios (desactivar la preferencia de compartir datos es una opción). Se ve muy bonito, pero no apasionante para Op-Sec (Seguridad Operacional). Las bases de EEUU son claramente identificables y mapeables".
No menos creativos fueron algunos comentarios lanzados en la ahora red social de 280 caracteres. No le fueron en zaga a la sentencia e ironía de Ruser. Así, el usuario @tobiaschneider, escribió: "Muchas cosas geniales por hacer. Puestos de avanzada alrededor de Mosul (o [son] los lugareños que disfrutan de correr en círculos alrededor de sus casas):" Y dio una suerte de sentencia al referirse a los soldados norteamericanos que se sirven de esta 'app' en Medio Oriente: "Mucha gente va a ir a clase este lunes".
Al respecto, el presidente del Observatorio Hispano-Ruso de Eurasia, Fernando Moragón, observa que "a veces lo que pasa es que pensamos en grandes sistemas de espionaje, y luego te localizan de la forma más sencilla. Y en esto también pensamos que las grandes potencias como EEUU con una híper tecnología no pueden tener errores, y luego tienen errores verdaderamente muy tontos".
Lea más: El Pentágono estudia precauciones adicionales tras publicarse un mapa con datos sensibles
El analista pone el ejemplo de un caso conocido para explicar lo que ocurrió. "Cuando la carrera espacial durante la Guerra Fría los norteamericanos (EEUU) diseñaron un bolígrafo especial, porque al estar en microgravedad (ingravidez), la tinta no fluye hacia la punta del bolígrafo. Con lo cual diseñaron un sistema para que empujara por presión la tinta hacia la punta del bolígrafo y esto les costó varios millones de dólares en diseño. Los soviéticos lo resolvieron de una forma más fácil: utilizaban lápices".
Moragón apela a la moraleja: "A veces la híper tecnología te lleva a descuidar algo tan fácil como es escribir con lápices".
Para el experto, aunque el ejemplo de los bolígrafos parezca tonto, "está muy en relación con el hallazgo del estudiante australiano de Camberra que además debió ser muy divertido. Porque claro, ver usuarios de ese sistema (app Strava) en el norte de Siria y pensar: 'hombre, no creo que los kurdos sirios se dediquen a esto, estos deben ser (soldados) norteamericanos'. (…) No nos pensemos que las grandes superpotencias, y que en este caso EEUU con la híper tecnología, no terminan cometiendo errores de niños", concluye Fernando Moragón.