Irán anunció el 5 de enero su renuncia a la "última limitación clave" prevista en el PAIC con respecto al número de centrifugadoras como quinto paso de la restricción de sus compromisos, pero reafirmó su compromiso de seguir trabajando con el OIEA como antes y de volver a cumplir sus obligaciones en caso de que se suspendan las sanciones.
El documento precisa que Moscú está convencido de que "en cuanto se superen estos desafíos, la parte iraní no tendrá motivos para rechazar las exigencias acordadas".
Para la Cancillería rusa, "la renuncia de Teherán a las restricciones estipuladas por el PAIC para el desarrollo de sus capacidades y posibilidades tecnológicas en la esfera del enriquecimiento de uranio no representa ninguna amenaza de la proliferación de las armas nucleares", pues Irán realiza sus actividades en estrecha cooperación y bajo la supervisión constante del OIEA.
"Destacamos el compromiso declarado por el Gobierno iraní de cooperar con esa agencia, su disposición a mantenerla al mismo nivel", advierte el texto.
Según el comunicado, el Kremlin mantiene su fidelidad al PAIC y a las metas marcadas en el acuerdo, y está dispuesto a seguir la labor encaminada a lograrlas.
En mayo de 2018, EEUU rompió el PAIC y empezó a imponer sanciones contra Irán con el argumento de que ese país seguía desarrollando armas nucleares a pesar de todos los informes del OIEA que confirmaban que Teherán estaba cumpliendo cabalmente los acuerdos.
Un año después de la retirada de EEUU, en mayo de 2019, Irán comenzó a recortar gradualmente el cumplimiento de sus compromisos nucleares ante la falta de avance del resto de países signatarios para contrarrestar las restricciones norteamericanas.