"Bielorrusia no quiere verse en la línea de la fractura entre las civilizaciones, en la punta de la confrontación entre Rusia y la OTAN o el mundo occidental en su conjunto", declaró el canciller al intervenir en el foro "La seguridad europea: alejarse del borde del abismo".
"La seguridad de Bielorrusia está indisolublemente ligada a la del continente, el futuro de los bielorrusos depende en gran medida de la capacidad de nuestros aliados y socios de ponerse de acuerdo entre sí", subrayó.
El canciller calificó como anormal el hecho de que dos importantísimos bloques político-militares —la OTAN y la OTSC (Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán)— de hecho no mantengan conversaciones.
"En el contexto de una complicada situación geopolítica y la creciente tensión en el mundo, necesitamos más que nunca elaborar una agenda universal unificadora y unas ideas innovadoras que compartan numerosos Estados y organizaciones internacionales", dijo.
Al referirse a la seguridad europea, Makéi señaló que Europa avanza de modo vertiginoso hacia la inestabilidad estratégica, el desarrollo impredecible de los acontecimientos y un nuevo reparto de las esferas de influencia entre los actores mundiales.
Señaló que las épocas de las victorias y derrotas unilaterales han quedado en el pasado, "hoy la derrota de un país es una bomba de acción retardada, si uno pone de rodillas a su adversario geopolítico, ideológico o religioso, lo vence con armas o en una guerra económica o de información, lo tendrán que pagar con alto grado de probabilidad las propias generaciones venideras", resumió.