"Solíamos intercambiar activamente información sobre las amenazas terroristas procedentes de Afganistán, así como sobre diversos grupos [armados], pero todo eso es cosa del pasado", dijo Grushkó en una entrevista con Sputnik.
El embajador ante el bloque militar destacó que "si la OTAN quiere realmente contribuir a estabilizar la situación en el país, así como a encarrilar el proceso de paz, debe revisar sus decisiones anteriores".
Grushkó puntualizó que la Alianza llama a no permitir que Afganistán se convierta en un refugio seguro para las organizaciones terroristas, incluido Daesh (autodenominado Estado Islámico, proscrito en Rusia y otros países), sin embargo a la vez optó por romper casi toda la colaboración con Rusia en ese ámbito.
Recordó, además, sobre el proyecto conjunto del Consejo Rusia-OTAN en el marco del cual se prepararon más de 4.000 especialistas para los órganos anteterroristas "de Afganistán, Asia Central y Pakistán".
Afganistán vive una situación de inestabilidad política, social y de seguridad a raíz de los ataques que lanzan el movimiento radical Talibán y, desde 2015, el autodenominado Estado Islámico.