Washington acusó el 1 de noviembre a Moscú de querer "socavar la misión de la ONU-OPAQ" en Siria.
Moscú indicó entonces la necesidad de esperar los resultados del séptimo informe del Mecanismo Conjunto de Investigación (JIM) sobre el uso de armas químicas en Siria para decidir la prórroga de la misión.
Rusia cuestionó la investigación, alegando que estaba basada en "suposiciones y datos sesgados".
El Gobierno sirio también puso en duda la imparcialidad del informe, al indicar que el documento recoge entrevistas con los propios terroristas que perpetraron el ataque en Jan Sheijun y con otros testigos cuestionables.
Siria eliminó en 2016 todos sus arsenales químicos bajo la supervisión de la OPAQ.
"Calificamos de provocación y sabotaje de la lucha contra los islamistas radicales los intentos de EEUU de responsabilizar al legítimo poder sirio del uso de armas químicas, es una demostración desalmada de la falta de respeto a los sufrimientos y la muerte de la gente", señaló este 2 de noviembre Bóndarev al dirigirse a los propios acusadores en la segunda mitad de su declaración.