La última visita fue la de Luiz Inácio Lula da Silva en 2006, ya que la presidenta Dilma Rousseff canceló en dos ocasiones sus visitas a Japón a última hora.
El Gobierno Temer tampoco contribuyó a apaciguar el malestar de los diplomáticos japoneses, ya que se ausentó de la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Río, donde debía compartir tribuna con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, presente en calidad de anfitrión de los Juegos de Tokio 2020.
Temer decidió no estar en el estadio de Maracaná para evitar los abucheos que sufrió en la ceremonia de apertura y mantuvo un rápido encuentro con Abe en Río, tras intentar sin éxito que el japonés viajara a Brasilia.
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Este miércoles Temer se reunirá con el emperador Akihito en el Palacio Imperial y estará presente en un almuerzo con empresarios brasileños y japoneses, mientras que el jueves tendrá su encuentro con el primer ministro Shinzo Abe.
La comitiva que acompaña a Temer está formada por su esposa, Marcela Temer y los ministros de Relaciones Exteriores, José Serra; Industria, Comercio Exterior y Servicios, Marcos Pereira; y el secretario del Programa de Inversiones, Moreira Franco.
Según la embajada japonesa en Brasil casi 700 empresas del país nipón están presentes en Brasil, país que alberga en São Paulo la mayor colonia de japoneses que viven fuera de Japón, con lo que los lazos culturales entre ambos países son muy fuertes.
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El ministerio de Relaciones Exteriores brasileño apunta que el intercambio comercial entre los dos países el año pasado fue de 9.700 millones de dólares, mientras que las inversiones japonesas en Brasil superaron los 2.800 millones de dólares.