La resolución, presentada por Arabia Saudí, apoyada por 106 países y rechazada por 16, condena el supuesto uso de armas químicas en Siria, "la grave situación de derechos humanos, incluidos los asesinatos indiscriminados y los ataques deliberados contra los civiles", y reitera que la única solución posible de la crisis en el país árabe es "un proceso político e inclusivo sirio, auspiciado por la ONU".
Según explicó el embajador adjunto ruso ante la ONU Guenadi Kuzmín, Rusia está en contra de los intentos de convertir la Tercera Comisión en un organismo que apruebe resoluciones para "presionar a uno de los países miembros de la ONU", Siria.
La resolución aprobada este 16 de noviembre "es un concentrado venenoso de todas las ideas y las iniciativas que los adversarios de Damasco no podían promover en las demás plataformas, pues como siempre está basado en acusaciones infundadas contra el Gobierno sirio", dijo.
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Kuzmín tachó esta resolución de "una herramienta para ajustar cuentas geopolíticas".
Apuntó que "el mandato de la Tercera Comisión no tiene nada que ver con los problemas de la no proliferación de las armas químicas y la determinación de los responsables por su almacenamiento".
"La aprobación de este proyecto va en contra de la estabilización de la situación en Siria y socava los esfuerzos internacionales encaminados a solucionar" la crisis en el país árabe, concluyó.
Por su parte, el embajador sirio ante la ONU, Bashar Jaafari, afirmó que la resolución "carece de transparencia".
Según el sitio web de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Tercera Comisión "se ocupa exclusivamente de los asuntos sociales, humanitarios y culturales".